miércoles, 1 de febrero de 2017

La unidad nacional.


No, señor Presidente Peña, los mexicanos no estamos unidos alrededor de su figura, ni para apoyarlo ante los embates del presiente Trump, a los que tan sumisamente ha respondido, no solo lesionando la dignidad nacional, sino poniendo en peligro real la estabilidad económica y política del país.
Es usted, efectivamente, un factor de unidad entre los mexicanos, pero no por las razones que usted considera, no como nuestro dirigente nacional, no como el padre de la patria, sino como un paria, un hombre sin carácter ni habilidades para el gobierno.  Una deslumbrante mayoría del país desaprueba su mandato, sus medidas de gobierno y su figura, un maravilloso 86% de la población.
No tiene ya gran apoyo dentro de su partido, la mala aplicación de sus ambiciosas “reformas estructurales” ha alejado de su lado a los partidos que le apoyaron en el pacto por México, hoy niegan cualquier relación con usted.
Es el presidente con el menor índice de aprobación que hemos tenido, solo 14% de la población le aprueba de alguna manera. Mientras se sigue equivocando, siguiendo los dictados de su amigo Videgaray, que alimenta su ego diciendo que es usted un estadista, y que la negociación con Trump demuestra ello; que hay que poner la otra mejilla.
Deje de negociar Con Trump, y envíe sus emisarios a California, Texas y nueva York y los demás estados que dependen en enorme medida del comercio con México, busque aliados políticos en Estados Unidos, reúnase con empresarios norteamericanos cuyas fortunas dependan de su comercio con México y viaje intentando reestructurar el TTP con México como uno de sus lideres mas importantes, incorporando a China o India; lance una de sus siempre simbólicas giras de trabajo internacionales y solo entonces, hasta ese momento en que haya tejido una red de apoyo internacional, incluido el interior de los Estados Unidos de América, siéntese a negociar con el presidente Trump.  Cuando haya usted hecho su propia demostración de fuerza, eso sería se un estadista, no lo que Videgaray le indica.
Y convoque a l unidad nacional, entorno a un proyecto de país concreto, no para salvarse a sí mismo o su figura, sino realmente por México, pues recuerde que no estamos reunidos a su alrededor, no pretenda que esa unión nació cuando colocó una emblema nacional en su cuenta de Twitter, ni de su campaña “hecho en México”. No se confunda, usted no es ni será factor de unidad nacional, pero si puede ser quien encause esa unidad nacional hacia una meta concreta, un proyecto de país que estamos para construir.

sábado, 28 de enero de 2017

¿Somos legión?



La corrección política ha tomado por asalto a la sociedad actual, utilizando como herramienta principal para auditar y censurar, una medio que suponemos debía ser el refugio de las libertades, Internet; como agentes de seguridad permanentes, como el ojo que todo lo ve, como el big brother a la sociedad misma, persiguiéndose unos a otros investidos de una superioridad moral auto atribuida basada en la concordancia con los “valores” que los ingenieros sociales en turno han establecido.
En los años sesenta, los medios de adormecimiento social fueron el LSD y la marihuana, masificando la doctrina mas conveniente a través del movimiento hippie que tenía el antibelicismo como valor de referencia; para la generación actual los medios de adormecimiento se reforzaron con las redes sociales, y su marco de referencia moral, el vacío discurso de los derechos humanos.
La consecuencia en ambos casos, el desgaste de una sociedad enfrentada entre sí, evitando con ello hacer frente a quienes ostentan el poder político. En ambas generaciones dicho poder recae en los mas estrictos representantes de “la derecha”.
Las comunidades de Facebook y Twitter son la nueva policía política, al mas puro estilo de aquellas que sostuvieron regimenes autoritarios como la Alemania Nazi y la URSS; parte de un aparato represor basado en el miedo, prefiriendo señala al otro antes de ser señalado uno mismo.  Pero la censura no sirve de nada, jamás elimina aquella conducta sobre la cual se enfoca, sino que esconde fajo al alfombra, la agazapa dentro de las sociedades a tal punto que al reaparecer, regresa peligrosamente exacerbada, de ahí el “inexplicable” éxito de Trump, Le Pen, Macri o Temer, mientras la “informada” generación que debía hacerles frente, mi generación, los millennials,  se destrozaba ente sí en los muros de Facebook, indignados por todo, en lugar de salir a votar o tomar las calles para defender la democracia. Creo que después de todo, sí soy parte de ese “remolino de imbeciles de buena voluntad” del que hablaba Sabines, definitivamente pertenezco a esa legión de idotas de la que habló Humberto Eco, después de todo el Internet es un servicio que requiere pago, es decir ,con esta herramienta no solo estamos dispuestos a lesionar la libertad de expresión, sino que hasta pagamos por nuestro derecho de asesinarla.
Propongo, por ello, combatir la xenofobia y la discriminación en general, resignificando el lenguaje, y no censurando como ejemplifica la comunidad gay al transformar el termino “queer”. Vaciar de contenido ofensivo ciertos términos,  tomar las armas y cargarlas con balas de salva.